Hay momentos en la vida que son mágicos, metafísicos, que en una milésima de segundo la mente multiplica su velocidad, se agudizan los sentidos y el aire llega mas profundamente a los pulmones. En esa ráfaga de oxígeno uno siente que encontró una explicación a algo que se venía preguntando. “Ah, ¿esto era?” –suena lejanamente en algún rincón que está detrás de nuestros ojos pero nos parece tan remoto como un monte nevado en el Nepal, el único país con una bandera en triángulos por cierto, siempre me pareció una curiosidad. Lo del Nepal lo digo a propósito: no soy budista ni religioso siquiera, pero dicen los budistas zen que la mayoría de los maestros zen despertaron ante el gesto mas sencillo, ante la manifestación mas simple de la naturaleza. En fin, no sé si los maestros zen fueron tales, ni tampoco sé si todo este chamullo no es un poco exagerado para lo que voy a escribir, pero bueh, ya está, ya lo escribí-.
La cuestión es que unos días atrás, creo que el viernes pasado, venía con mi novia para casa desde Villa Domínico. Eran poco menos de las 8, según creo. En el 247, iluminado por adentro con luces pequeñitas y tenues –la verdad que las lucesitas esas quedan lindas en los bondi a la noche, dan sensación de calidez– sonaba de fondo la radio con Ari Paluch. Una señora, de mediana edad, subió con un libro. Creo que se llamaba “Emociones tóxicas”, de un tal Osho. Amagué a comentar “entre la radio y el libro con el que subió la mina, que mal vamos”, pero me callé. No me callé por pudor o por miedo de que alguien me escuchara y me puteara. Me callé porque había ruido, porque estaba cansado, me guardé el pensamiento. ¡Ah, prejuicioso de mierda! ¿Cómo puedo opinar de un libro que no leí? ¿Cómo puedo opinar, por ejemplo, del libro de Aguinis si no lo leí? Bueno, no leería un libro de Cavallo para saber lo que Cavallo tiene para decirme. Caparrós tiene un dejo de intelectualoide de café que mis prejuicios no me dejan deglutir –cosa loca, puede pasar en un zurdo como Caparrós pero también en un liberal como Fernando Iglesias, los dos me causan igual rechazo-, pero le reconozco el heroísmo de haber agarrado el libro de Aguinis y haberle dado plata a Aguinis comprándolo, yo no me atrevería. De prejuicioso nomás pero… ¡es que tengo tanto para leer todavía! Reconozco que soy un ignorante, precisamente por eso trato de priorizar algunas cosas sobre otras en ese sentido, tengo muchos libros para leer antes del de Marcos Aguinis.
Y porque soy prejuicioso siempre me burlé de un libro que jamás había leído. Y que puedo decir que no leí, al menos por ahora.
A ver... para darle un marco: yo soy de ir a hacer compras y el Coto de Sarandí es -o fué- un clásico para nosotros. En el patio de comidas una buena meriendita se consigue a precio accesible y sirve para charlar, despejarse y ganar algo de energía a la hora de encarar las góndolas –aunque, la verdad, está mas barato Wal Mart–, y en las góndolas está lo que no puede faltar en cualquier hipermercado del conurbano o Capital, o supermercado en la Costa Atlántica en su defecto: fideos favorita, galletitas terrabusi y libros “best-seller”. Seguro que Coto Sarandí debe tener ejemplares de “¡Pobre Patría Mía!” a cagarse. Que se cague, igual yo hace rato que no voy a Coto.
Pero entre los libros de Osho –que todavía no se quien es– hay uno que no es de Osho pero que resalta por el nombre: “Padre Rico, Padre Pobre”.
Una vuelta un amigo me dijo “leí el libro Padre Rico, Padre Pobre, muy bueno, te explica por que la gente pierde plata y…” sarasa, ni me acuerdo. Pero pontificaba con ese libro el muchacho. Está bien, la gente tiene que ser feliz, no es que yo sea un jodido. Igual para adentro sabía que era una pelotudez, porque soy prejuicioso. Porque no puedo saber algo que no sé, es de puro fanfarrón que lo catalogo.
Y dicho y hecho: creo que es una pelotudez. Me bastó leer 20 páginas –de Internet, nunca lo compraría– para saber cosas tan importantes como que si pensás como pobre vas a ser pobre, pero si pensas como rico vas a ser rico, que un padre sin plata pero pensamiento de rico llegará a ser rico tarde o temprano y que un padre con plata pero pensamiento de pobre indefectiblemente se volverá pobre y trabajará para mantener al Estado. En esas páginas se denotaba una terrible obsesión con los impuestos: ¿Por qué tengo pagar mis impuestos? ¿Por qué tengo que mantener al Gobierno (ni siquiera hablaba de Estado en el libro, hablaba de Gobierno como si fuese lo mismo) con mi dinero que me gano trabajando?
Ojo, nada de marxismo, no se vayan a confundir. El problema está en la plata que le damos al Gobierno, no al empleador, eso no se toca ni se dice, plusvalía caca caca.
En el prólogo, el hijo le decía a la madre que no quería estudiar, ella se sentía acongojada y le recomendaba que lo hiciera para poder vivir bien, pero el niño–inteligente el, con cara de cancherito y desbordando sabiduría– le decía a la madre que ella no sabía nada de la vida, que Michael Jordan ganaba mucho mas dinero que ella, que en el mundo actual ya no era necesario estudiar para ganar dinero.
Porque estudiamos para ganar plata. “¿No sabías, boludo?”, parece decirme el pibe con la boquita torcida a un costado, con cara de Montenegro.
La pucha… ¿Cómo no caí antes?
De golpe, me cayó la ficha. En un segundo, padre rico, padre pobre, Osho, emociones tóxicas, Ari Paluch, el bondi. ¿Cómo llegamos a esto? ¿Cómo un libro como éste estuvo tanto tiempo en las góndolas y yo fui tan pelotudo y arrogante como para ignorarlo? ¿Cómo pudo estar todo este tiempo eso escrito ahí y yo creyéndome que era la hora de tirarme en la hamaca paraguaya?
Lo que pasa es que el pibe tiene razón, el pibe la tiene mas clara que todos nosotros. El pibe ese tiene una virtud que pocos tienen en el mundo, 40 millones formalmente pero muchos menos a la hora de los bifes. El pibe ese es argento. Y es tan argento que además de torcer la boca te arregla los problemas del país en quince minutos en una charla de café. “¿Qué es eso de que el Gobierno te esté cagando los impuestos, gilastrún? Aprendé a constituír tu patrimonio de modo que pagues lo menos posible, vos batí que te interesan los pobres y que sarasa, doná un par de pesos, pero hacela gilún que el mundo es para los vivos.”
El pibe ese sabe que si te chorean –el lo sabe, creeme, el sabe que te chorean– vos tenés que chorearlos mas a ellos, de guapo que sos nomás. Y si los repuestos del auto están caros, “es por culpa del Gobierno, a mi no me miren loco, yo no maté a nadie. Yo soy patriota, como Marcos Aguinis, y repito la frase de Belgrano porque la patria me duele, porque me importa el país, porque me pongo loco cuándo la selección pierde una final con los negros brasileros, porque ser segundo me rompe las pelotas, porque yo quiero torcer la boca a distancia y decirle al mundo que somos los mas grandes en algo, ganando la final de la Copa América, exportando soja, en algo loco.
Pero el Gobierno nos jode la vida, nos saca lo poco que tenemos. Yo soy pobre viejo, soy pobre, ¿entendés? Me rompo el culo laburando de la mañana a la noche para que una conchuda se la pase viajando por Europa. ¿Sabés como me gustaría viajar por Europa a mi?”.
Al pibe le hacen de todo. El pibe tiene una vida jodida, no sólo el Gobierno le saca todo lo que tiene, encima de todo emocionalmente su vida es un calvario. Tuvo una novia en primer grado que lo dejó, una turra la piba, como todas las mujeres –menos mi vieja–. Y desde entonces se dio cuenta de que el mundo es como la selva, que los leones hambrientos están dispuestos a correrte hasta el infinito, dónde se pierde el sol al atardecer, y que te van a destripar en caliente, comiéndote las vísceras con el morro enrojecido de sangre. “Y la gente es así, creeme, la gente es así.” dice el pibe.
Por eso escucha a Ari, que comparte su indignación y su fé en la autosuperación, como Aguinis, su político de cabecera (aunque no sea "político", si es que eso existe, pero él no lo sabe). Por eso el pendejo lee a Osho, porque necesita liberarse de emociones tóxicas, de la gente tóxica, prender un sahumerio y olvidarse del laburo que ya viene pronto, en unas horas, la cama caliente se transforma en una silla fría con un café humeante que preanuncia una tragedia sin fín.
Al pibe le gusta ver a Rial, aunque no sabe bien por que. Suele obsesionarse con los demás, con lo que piensan, con sus cuestiones privadas, es capaz de conjeturar acerca de sus pensamientos, les atribuye virtudes y defectos que jamás pudo comprobar, pero que el sabe que existen. Cuándo ve el programa de Rial generalmente termina enojado, algo alterado, suele sentirse identificado demasiadas veces y toma partido con facilidad, llora, se irrita. A veces putea a la propia vieja.
Pero el pibe se siente adulto, grande, maduro. Superado. Superado es la palabra. El pibe tuerce la boca y mira a la madre por encima, con un gesto de superioridad. Se hace gigante.
Le da lecciones de vida, le bate la justa.
El pibe sabe que hay un solo camino, que no existe mas que lo natural, lo que “es así”. Pero sobre todo, sabe que lo mas importante es la franqueza, hablar crudamente, ironizar la mayor parte del tiempo o directamente decir la verdad –porque el está convencido de que hay una verdad, sólo una– con franqueza, con honestidad, con total seguridad y sin remordimientos, enseñarles a los demás lo que aprendió, lo que leyó de Osho. Ahora es emocionalmente fuerte, sabe de economía porque vió a Michael Jordan haciendo un gancho cielo y de política, porque lo sigue a Aguinis a todos lados.
El padre una vez le dijo que era un pendejo caprichoso y le nalgueó el culo entre llantos dramáticos y entrecortados, gemidos de una pena tan inmensa, tan infinita como fingida.
Y los vecinos, azorados, llamaron a la policía.
La cuestión es que unos días atrás, creo que el viernes pasado, venía con mi novia para casa desde Villa Domínico. Eran poco menos de las 8, según creo. En el 247, iluminado por adentro con luces pequeñitas y tenues –la verdad que las lucesitas esas quedan lindas en los bondi a la noche, dan sensación de calidez– sonaba de fondo la radio con Ari Paluch. Una señora, de mediana edad, subió con un libro. Creo que se llamaba “Emociones tóxicas”, de un tal Osho. Amagué a comentar “entre la radio y el libro con el que subió la mina, que mal vamos”, pero me callé. No me callé por pudor o por miedo de que alguien me escuchara y me puteara. Me callé porque había ruido, porque estaba cansado, me guardé el pensamiento. ¡Ah, prejuicioso de mierda! ¿Cómo puedo opinar de un libro que no leí? ¿Cómo puedo opinar, por ejemplo, del libro de Aguinis si no lo leí? Bueno, no leería un libro de Cavallo para saber lo que Cavallo tiene para decirme. Caparrós tiene un dejo de intelectualoide de café que mis prejuicios no me dejan deglutir –cosa loca, puede pasar en un zurdo como Caparrós pero también en un liberal como Fernando Iglesias, los dos me causan igual rechazo-, pero le reconozco el heroísmo de haber agarrado el libro de Aguinis y haberle dado plata a Aguinis comprándolo, yo no me atrevería. De prejuicioso nomás pero… ¡es que tengo tanto para leer todavía! Reconozco que soy un ignorante, precisamente por eso trato de priorizar algunas cosas sobre otras en ese sentido, tengo muchos libros para leer antes del de Marcos Aguinis.
Y porque soy prejuicioso siempre me burlé de un libro que jamás había leído. Y que puedo decir que no leí, al menos por ahora.
A ver... para darle un marco: yo soy de ir a hacer compras y el Coto de Sarandí es -o fué- un clásico para nosotros. En el patio de comidas una buena meriendita se consigue a precio accesible y sirve para charlar, despejarse y ganar algo de energía a la hora de encarar las góndolas –aunque, la verdad, está mas barato Wal Mart–, y en las góndolas está lo que no puede faltar en cualquier hipermercado del conurbano o Capital, o supermercado en la Costa Atlántica en su defecto: fideos favorita, galletitas terrabusi y libros “best-seller”. Seguro que Coto Sarandí debe tener ejemplares de “¡Pobre Patría Mía!” a cagarse. Que se cague, igual yo hace rato que no voy a Coto.
Pero entre los libros de Osho –que todavía no se quien es– hay uno que no es de Osho pero que resalta por el nombre: “Padre Rico, Padre Pobre”.
Una vuelta un amigo me dijo “leí el libro Padre Rico, Padre Pobre, muy bueno, te explica por que la gente pierde plata y…” sarasa, ni me acuerdo. Pero pontificaba con ese libro el muchacho. Está bien, la gente tiene que ser feliz, no es que yo sea un jodido. Igual para adentro sabía que era una pelotudez, porque soy prejuicioso. Porque no puedo saber algo que no sé, es de puro fanfarrón que lo catalogo.
Y dicho y hecho: creo que es una pelotudez. Me bastó leer 20 páginas –de Internet, nunca lo compraría– para saber cosas tan importantes como que si pensás como pobre vas a ser pobre, pero si pensas como rico vas a ser rico, que un padre sin plata pero pensamiento de rico llegará a ser rico tarde o temprano y que un padre con plata pero pensamiento de pobre indefectiblemente se volverá pobre y trabajará para mantener al Estado. En esas páginas se denotaba una terrible obsesión con los impuestos: ¿Por qué tengo pagar mis impuestos? ¿Por qué tengo que mantener al Gobierno (ni siquiera hablaba de Estado en el libro, hablaba de Gobierno como si fuese lo mismo) con mi dinero que me gano trabajando?
Ojo, nada de marxismo, no se vayan a confundir. El problema está en la plata que le damos al Gobierno, no al empleador, eso no se toca ni se dice, plusvalía caca caca.
En el prólogo, el hijo le decía a la madre que no quería estudiar, ella se sentía acongojada y le recomendaba que lo hiciera para poder vivir bien, pero el niño–inteligente el, con cara de cancherito y desbordando sabiduría– le decía a la madre que ella no sabía nada de la vida, que Michael Jordan ganaba mucho mas dinero que ella, que en el mundo actual ya no era necesario estudiar para ganar dinero.
Porque estudiamos para ganar plata. “¿No sabías, boludo?”, parece decirme el pibe con la boquita torcida a un costado, con cara de Montenegro.
La pucha… ¿Cómo no caí antes?
De golpe, me cayó la ficha. En un segundo, padre rico, padre pobre, Osho, emociones tóxicas, Ari Paluch, el bondi. ¿Cómo llegamos a esto? ¿Cómo un libro como éste estuvo tanto tiempo en las góndolas y yo fui tan pelotudo y arrogante como para ignorarlo? ¿Cómo pudo estar todo este tiempo eso escrito ahí y yo creyéndome que era la hora de tirarme en la hamaca paraguaya?
Lo que pasa es que el pibe tiene razón, el pibe la tiene mas clara que todos nosotros. El pibe ese tiene una virtud que pocos tienen en el mundo, 40 millones formalmente pero muchos menos a la hora de los bifes. El pibe ese es argento. Y es tan argento que además de torcer la boca te arregla los problemas del país en quince minutos en una charla de café. “¿Qué es eso de que el Gobierno te esté cagando los impuestos, gilastrún? Aprendé a constituír tu patrimonio de modo que pagues lo menos posible, vos batí que te interesan los pobres y que sarasa, doná un par de pesos, pero hacela gilún que el mundo es para los vivos.”
El pibe ese sabe que si te chorean –el lo sabe, creeme, el sabe que te chorean– vos tenés que chorearlos mas a ellos, de guapo que sos nomás. Y si los repuestos del auto están caros, “es por culpa del Gobierno, a mi no me miren loco, yo no maté a nadie. Yo soy patriota, como Marcos Aguinis, y repito la frase de Belgrano porque la patria me duele, porque me importa el país, porque me pongo loco cuándo la selección pierde una final con los negros brasileros, porque ser segundo me rompe las pelotas, porque yo quiero torcer la boca a distancia y decirle al mundo que somos los mas grandes en algo, ganando la final de la Copa América, exportando soja, en algo loco.
Pero el Gobierno nos jode la vida, nos saca lo poco que tenemos. Yo soy pobre viejo, soy pobre, ¿entendés? Me rompo el culo laburando de la mañana a la noche para que una conchuda se la pase viajando por Europa. ¿Sabés como me gustaría viajar por Europa a mi?”.
Al pibe le hacen de todo. El pibe tiene una vida jodida, no sólo el Gobierno le saca todo lo que tiene, encima de todo emocionalmente su vida es un calvario. Tuvo una novia en primer grado que lo dejó, una turra la piba, como todas las mujeres –menos mi vieja–. Y desde entonces se dio cuenta de que el mundo es como la selva, que los leones hambrientos están dispuestos a correrte hasta el infinito, dónde se pierde el sol al atardecer, y que te van a destripar en caliente, comiéndote las vísceras con el morro enrojecido de sangre. “Y la gente es así, creeme, la gente es así.” dice el pibe.
Por eso escucha a Ari, que comparte su indignación y su fé en la autosuperación, como Aguinis, su político de cabecera (aunque no sea "político", si es que eso existe, pero él no lo sabe). Por eso el pendejo lee a Osho, porque necesita liberarse de emociones tóxicas, de la gente tóxica, prender un sahumerio y olvidarse del laburo que ya viene pronto, en unas horas, la cama caliente se transforma en una silla fría con un café humeante que preanuncia una tragedia sin fín.
Al pibe le gusta ver a Rial, aunque no sabe bien por que. Suele obsesionarse con los demás, con lo que piensan, con sus cuestiones privadas, es capaz de conjeturar acerca de sus pensamientos, les atribuye virtudes y defectos que jamás pudo comprobar, pero que el sabe que existen. Cuándo ve el programa de Rial generalmente termina enojado, algo alterado, suele sentirse identificado demasiadas veces y toma partido con facilidad, llora, se irrita. A veces putea a la propia vieja.
Pero el pibe se siente adulto, grande, maduro. Superado. Superado es la palabra. El pibe tuerce la boca y mira a la madre por encima, con un gesto de superioridad. Se hace gigante.
Le da lecciones de vida, le bate la justa.
El pibe sabe que hay un solo camino, que no existe mas que lo natural, lo que “es así”. Pero sobre todo, sabe que lo mas importante es la franqueza, hablar crudamente, ironizar la mayor parte del tiempo o directamente decir la verdad –porque el está convencido de que hay una verdad, sólo una– con franqueza, con honestidad, con total seguridad y sin remordimientos, enseñarles a los demás lo que aprendió, lo que leyó de Osho. Ahora es emocionalmente fuerte, sabe de economía porque vió a Michael Jordan haciendo un gancho cielo y de política, porque lo sigue a Aguinis a todos lados.
El padre una vez le dijo que era un pendejo caprichoso y le nalgueó el culo entre llantos dramáticos y entrecortados, gemidos de una pena tan inmensa, tan infinita como fingida.
Y los vecinos, azorados, llamaron a la policía.
Fuentes:
Imágen:
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhY93ui6YzGVqLah9-uryLPxXDNZKhXNIERJXUCDS82BIJRXChHbSBEFs-_6WqIG10FDdAKjd2hqXuvTnMvB60r3nGv9V7WBAFR6Z9TDYc_oXCijnJu1b-NrJCvpgbRXn8Xgrjk51UdXuXt/s227/robert.bmp
Rozitchner superstar:
http://www.youtube.com/watch?v=6GjdXLwkhNg
.
A ver, Aguinis, Sabater, Paluch, Rozitchner (h), Osho, Bucay, al paredón!!!!
ResponderEliminarAyer casualmente martín, hablando con una compañera de laburo, me dijo que también leyó a Osho, como un nabo de un amigo tsambien lo hizo, y muchos que no sé también. Puta, pensaba mientras me lo comentaba y se creía con el derechoa fundamentar sus afirmaciones desde ahí, la gente que lee a estos tipos realmente se cree con fundamento filosófico, y eso si que es grave, porque de filosofos, de pensadores, no tienen nada che.
Abrazo compañero.
Me parece que es el pibe que hace esas fotos de mierda con el photoshop, o los comentarios pro milicos que pululan en los diarios. La pelotudez de la picardia y la picardia de la pelotudez. Abrazo.
ResponderEliminarhay mucha gente que lee ese tipo de cosas. Al igual que vos no me creo mejor que ellos por no leerlos, pero de vez en cuando tengo la gratificante sensación de que hice bien al no leerlos.
ResponderEliminarMe hiciste acordar; allá por el 2002, mientras estaba estudiando, me tocó vivir con un estudiante de economía,. Este mismo muchacho, estudiaba a la par Ciencia política. A mi nunca me dio mucho la cabeza, y por eso estudiaba ciencia política solamente y mientras destruía mi cabeza leyendo platón, aristóteles a gramsci, jauretche y tantos otros, este joven me preguntaba por aguin(is) - estaba preparando una monografía- le respondí, como todo ignorante: "ese tipo es un boludo, no lo conozco, pero jamás lo leería". lo único que sabía era que había sido ministro de alfonsín.
Bueno, todo lo anterior no va a al caso- pero tenía que decirlo- ese muchacho, hoy es prohombre del PRO, no terminó ninguna de las dos carreras pero lo encuentro en Fakebook y en donde dice "que estás pensando", dice: " Hay patría mía"
No sé si crea republicanos, te da el secreto para ser rico o un gran empresarios o cosa por el estilo, lo que sé es que te produce comprar otros libros. Caparrós, cuidate, va de onda.
lo confieso públicamente, en mis tiempos de estudiante universitario leí un libro que se llamaba "aunque tenga miedo hágalo igual", es que cuando tenía que presentarme a una mesa de exámen me agarraba un cagaso (diarrea), y pense que ese libro con ese título tan sugestivo tendría alguna fórmula mágica, pero no fue así, solo me sentí un pelotudo más.
ResponderEliminarCuantas pastillas de carbón me podría haber comprado con lo que gaste es ese libro.
En fin, de todo se aprende.
Yo leí un libro de Osho porque lo tuve que reseñar. Es uno sobre Zen. Y te digo una cosa, de todos los que nombraste Osho es el menos pelotudo. Era divertido, explicaba cosas por medio de chistes y la verdad que se cagaba en todo. A la gente que anda en la cosa esotérica para hacer guita, Osho no les conviene, justamente por eso.
ResponderEliminarObvio que pelotudos de pelotuda importancia como Hanglin lo van a leer. Pero uno no puede hacerse cargo de la pelotudez de todos.
saludos,
Fabio
marint, hoy, voy a tomar mucha distancia de lo que escribiste, para empezar, el libro emociones toxicas, es de stamateas (un ladri medio religioso con cara de nardo, que pulula con la vida al igual que osho, pero no es osho, que igual me parece un pelotudo) y con respecto a lo otro, yo, lei entero el libro "padre rico padre pobre" y me parecio genial, no porque vaya yo a querer actuar tal cual como predica el libro, sino para comprender perfectamente como es la bajada de linea intelectual que hace la sociedad, y en especial la sociedad americana, que luego irradia su ethos al resto del mundo como "lo que debe ser asi, porque es asi y punto", en ese punto, me parece perfecto que caparros haya leido el libro de aguinis para poder opinar, por ejemplo yo lei alguna novela de aguinis, y era mala, me gusto, pero, bueno, ahora yo ya no leo novelas, prefiero leer otras cosas, en fin, no me quiero ir por las ramas. Me parece un acto bastante reduccionista juzgar algo por la etiqueta, y alejarse por completo de lo que pueda llegar a decir solo porque estamos en la etiqueta contraria, porque asi, las ideologias y los pensamientos se funden en si mismos, vivimos leyendo cosas que nos reivindican, sin saber como piensa y que piensa aquel a que combatimos desde la letra, para mi, hay que leer a aguinis, hay que leer padre rico padre pobre, porque nos enseñan a ver como piensa mucha gente, para entenderlos, para ver porque quieren lo que quieren y para que lo quieren, porque, si queremos manifestarnos contrarios a algo, tenemos que saber, que es ese algo, bueno, eh, me fui a la mierda con el comentario,
ResponderEliminarsaludos,
posta, leelo todo el libro, y te vas a sorprender como mucha gente que jamas leyo el libro, piensa parecido, y empeza a buscar que o quienes bajan de a poquito la misma linea ...
no es tan simple como "estado y gobierno" o "impuestos" .. hay un gran meollo de bienes raices casas prestamos etc .. que etsa tan pero tan vinculado a la crisis ultima que asusta, es digamos, un manual para la crisis, para crearla, y para vivir en ella, obvio, que no te asegura el exito, es mas, es ese el objetivo, ....
Fede me ganó de mano. Ademas Stamateas es K [o era]
ResponderEliminarLa verdad que a Osho no se que le ven pero me sirve para tener solucionado el regalo de navidad/cumpleaños de gran parte de la flia.
Ahora, comprar el libro al hijo disociado? leerlo seguro, pero gratarola. Ni un peso para confirmar su ser vital.
saludos!
ROZÍTCHNER NO ES QUE SEA TAN PELOTUDO, ES UN H.D.P. FEO Y SIN CARISMA...Y DE YAPA CON MENOS SANGRE QUE UN POTUS, ES LA CONTRACARA DE LEÓN SU PADRE QUE MILITA EN LA VEREDA DE ENFRENTE, SEGÚN LO POCO QUE DE ÉL SÉ.
ResponderEliminarEL SEXO ES MILAGROSO, VIENDO COMO MUCHOS DE ESTOS TIPOS CONSIGUIERON QUE ALGUIEN LOS LLAME "PAPÁ"... ADEMÁS DE PLANTAR UN ÁRBOL Y ESCRIBIR UN LIBRO
¡Dónde estará el padre, Don León! Pasó a la clandestinidad seguramente, ja ja
ResponderEliminarche martín, mirá lo que encontré revisando diarios!!! http://www.eldiariocba.com.ar/noticias/nota.asp?nid=14232, por las dudas no los nombremos más che..
ResponderEliminarFabio, tenés toda la razón. Quizá es cierto que Osho o conviene para la movida esotérica (a pesar de que básicamente vende lo mismo), pero como digo arriba, no es CONTRA Osho la cosa, es el global.
ResponderEliminarFede: tu comentario me motiva a leer el libro (¡puta madre!). Y vuelvo a lo de arriba: el problema no es con Padre Rico Padre Pobre puntualmente. De hecho, como bien digo arriba (y vos correctamente me acotás) yo cometí la pelotudez de creer que mas o menos la sociedad pensaba de una manera mas "progresista", mas latinoamericanista, menos individualista. Que PRPP sea un libro best-seller y esté en las góndolas de Coto es un indicador tremendo de que eso no es así, y los libros de autoayuda que generalmente apuntan a elevar el ego del lector a niveles insospechados (como la psicología barata) y hacerlo sentir que le dicen lo que el siempre necesitó que le dijeran (que es maravilloso y la culpa es de los demás, que son tóxicos) es algo que como buen boludo no supe ver.
Te agradezco que me digas lo contrario (a pesar de que no creo que sea tan diferente) y que me motives a repensar lo que dije y lo del libro.
Nix: Mas o menos lo que vengo diciendo. Confieso que ni tocaría un libro de Osho, aunque he regalado un libro de Bucay (con asquito, pero lo hice).
Diego: No sé si será un HDP, me parece demasiado tarado, un tipo que cree que Macri es "moderno" a lo sumo le faltan dos o tres jugadores.
Monikucha: Si pasó a la clandestinidad es por la vergüenza que debe sentir el pobre tipo. Es loco, pero en las familias zurdasas suele aparecer una oveja negra (yo tiendo a creer que es un Edipo mal resuelto) fundamentalista del mercado libre (y no precisamente de la compra en internet).
Pablo, como anillo al dedo, mirá esto:
"La persona tóxica intenta entrar en tu círculo de intimidad afectiva para luego reventarte la vida, para que el dolor que te provoque sea más significativo"
Perdón por ser tan grosero, pero eso es para boludos, pensar que hay un malo o una mala... por cosas como ésto existen Gran Hermano, Jorge Rial y Eleonora Wexler siempre hace de mala en las tiras de Suar.
Martin, mira la vuelta que diste para llegar a la obvia conclusion de que rozitcner(h)es un pelotudo.
ResponderEliminarJa, Guille... es como la típica demostración matemática en la que hacés varios pasos algebraicos para verificar que 1 = 1. :P
ResponderEliminarSalutes.
Ah no, cumpa no! No se me meta con Foucault! Porfavorselopido!
ResponderEliminarYo no lei el libro, como decis, tambien tengo y quiero leer muchas cosas (y no tengo tiempo) asique hay muchas prioridades, pero el pibe del que hablas es mi vecina, un par de amigas, un señor en el colectivo, uf, es un monton de gente pero si sigo nombrando me van a cag*r a trompadas.
Y si Sabri, como dije antes, es como los niños del maíz, ¡estamos llenos de pendex dementes! jaja.
ResponderEliminarPD: Tenés razón, lo dije mal. Es Focó :)
Rozitchner no es pelotudo, es cínico. Y pretende que seamos todos los demás los pelotudos que nos creamos que "la derecha es una categoría inventada por la izquierda". Porque encima es cínico es vergonzante, al que no le cabe que la derecha sea autoritaria, fascista, cipaya, proscriptiva, afecta a la mano dura y a la represión.
ResponderEliminarSi... yo creo que es de todo un poco, no me parece que tenga muchas luces, creo que es un nabo que se cree intelectual. Ojo, eso no le quita lo cínico, es un cínico y es un cararrota, pero me sigue pareciendo un nabo con poco talento.
ResponderEliminarLos que pertenecen a corrientes de pensamiento anti populares jamás se asumen como derecha. Y no es tanto problema eso, en todo caso lo que me preocupa es que se disfracen con argumentos de la izquierda y acusen a la izquierda de inventar una derecha. Macri hablando a veces parece Fidel Castro, de que hay que resolver el problema de la pobreza, seguramente ahora fogueado con el discurso de Benedicto... lo chistoso es que después Macri quiere mandar a los peruanos a su país, reprimir a los cartoneros, echarlos al conurbano, no dejar entrar a la gente a los hospitales de Capital. Es decir, como es vergonzante ser de derecha, elitista, individualista, entonces hablan como si les importara el bien común y la igualdad de oportunidades. En ese sentido, tomo tus palabras: exactamente, son cínicos, desde Michetta hasta Rozitchner
¡Saludos!
Jajaaajjaajajjajaja muy buena la publicación!!! Jajaj me hiciste reir mucho….
ResponderEliminarLe dedico estas risas a corola, Natalia, la vecina de mi hna,, y todas esas palometas q “cultivan” sus cerebros con tan poco!!! Saludos y gracias!!
PD: Cada vez q leo tus notas, siento q lees mi mente.. ¿sera q me estas leyendo los pensamientos?? Por favor seguí asi..peroncho, kirchnerita, zurdo, prejuicioso, anti-gorila.. etc.. ¡! Ale Z
Lo peor es que en el suplemento económico de Clarín del domingo pasado le dedican un reportaje al autor de Padre Rico...
ResponderEliminarVolvió la New Age boba noventista, viejita!
Otra boludez de tamaño fue el best seller "Quién se robó mi queso", es insuperable en cuanto a manifiesto neoliberaloide, dan ganas de convertirse en el unabomber y mandarle una "carta" al autor.
2 similares de otra época
ResponderEliminarpaulo cohelo: daleqtedalerompiendolasbolas lotenésqueleer. si ya se q es cualquiera, no necesito leerlo para saber (prejuicio). m obligaron regalandome uno. y dije a ver, no seas prejuiciosa. asco, tal cual pensaba pero peor.
isabel allende
idem
solo q aquí fue x un club de lectura, y entonces iba señalando concretamente el xq de mis prejuicios
q a esta altura coincido con martín, no son prejuicios, sino saber de antemano xq no se vive en una burbuja y se sabe qué mirada tiene x o z, y como lo va a desplegar
(boludamente, exculpatoriamente, etc)
Mirá Matilda, te lo grafico.
ResponderEliminarYo hace unos cuántos años compré un libro por 2 o 3 pesos llamado "Tierra en la boca", de un escritor de nombre Carlos Martínez Moreno que realmente debo decir que no conozco.
Hace varios años que tengo que leerlo y por diversos motivos no lo he hecho... ¿debería posponerlo para leer a Bucay o a Osho? Hay millones de autores en el mundo que tienen cosas interesantes para contar, es cierto que para saber hay que leer pero no se puede leer todo. He aprendido cosas muy interesantes de libros que pagué 1 o 2 pesos, libros que ya no están de moda y que nadie leería. Sinceramente me quedo con "Antes de Adán" de Jack London o con "El país de Octubre" de Ray Bradbury que el libro de Paulo Coelho que una vuelta me regalaron (con muy buena onda, por cierto, no es contra quien me lo regaló).
Me parece que están creando una cultura neo-neoliberal del facilismo y el ego, sin ir mas lejos -y no quiero sonar como viejo- el floggerío es algo por el estilo, algunos de esos pibes votaron a De Narváez porque se viste bien y usa tatuaje y Twitter.
Ale Z: En relidad no te lo conté, pero soy un lilito, puedo leer la mente y el futuro :D
ResponderEliminarEn realidad supongo que pensamos mas o menos lo mismo, de ahí la coincidencia.
Colo: El suplemento económico de Clarín lo escribe Ronald Reagan.
Justamente voy a hacer un posteo sobre eso, reflotando algo que ya hablé la otra vez: la ley de pasantías. Clarín se opuso a la ley de pasantías que lo único que hace es ayudar al pasante a no ser explotado. El argumento es que las pobres empresas no iban a poder afrontar los gastos de una prepaga, etc, etc.
alguien conoce algo mas careta hueco y pelotudo que aguinis, es la clase de tipo que a los 5 minutos te queres matar de tener que soportarlo...
ResponderEliminarAnonimo, conozco algunos que le hacen sombra: Rozitchner, Fernando Iglesias...
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