Queridos compañeros:
Les
mando esta carta desde el Averno oficialista. Ante todo, no puedo más que comunicarles
mi total orgullo por vuestro esclarecimiento, espero que estén bien allá en la
oposición, dónde todo se ve más claro y con más tranquilidad.
Lo
reconozco: es tan difícil quedarse como difícil salir, vaya paradoja. Y es que
por un lado ¡tenemos tantas cosas que nos incomodan del oficialismo! –y cuando
hablo del oficialismo me refiero mas a algunos compañeros oficialistas,
sean honestos o por conveniencia, que al propio gobierno– pero por otro, como todo
buen hijo de vecino esclarecido sabe, es muy difícil renunciar a la lobotomía
que nos hace el gobierno, que nos compra con aumentos al presupuesto educativo,
repatriación de científicos y otras tantas prebendas.
Me
pregunto cómo no se dieron cuenta antes de todas éstas cosas, de que Scioli es
de derecha, de que el gobierno es neoliberal –por eso Melconian, el FMI y La
Nación están tan contentos con nosotros hoy por hoy–, pero a la vez también de
que es montonero y revanchista, y que a fin de cuentas el kirchnerismo sólo usa
los DD.HH., los DD.HH tuertos, claro está, en beneficio propio y engaña a todos
los estúpidos, como las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, que no tienen
dos dedos de frente. Por suerte, ahora que la luz llegó a ustedes, amigos,
compañeros, estoy seguro de que pueden ver todo esto con más claridad.
Este
gobierno es tan pero tan perverso que puede ser dos cosas al mismo tiempo para
hacer el mal. Es garantista y defiende a los delincuentes, no reprime lo
suficiente y por eso hay mucha, mucha “inseguridad”, pero reprime todo el
tiempo como en Kraft. Es neoliberal pero controla precios, y le pone cepos a
todo como buen gobierno comunista que es, repartiendo además la plata de los
jubilados en fútbol y en jubilaciones y asignaciones para todos esos que no
quisieron laburar en la época del neoliberalismo, que es lo mismo que ahora,
porque cuando el 70% del pueblo argentino estaba con Menem, ellos también
estaban con Menem –caraduras–.
Es
que así son los peronistas éstos, con cualquiera se arreglan y cualquiera les
viene bien, aunque éstos no son peronistas ni lo serán. ¿Lo ven? Son todo y no
son nada.
Y yo
no puedo salir del Averno, no sé cómo hacer. Pienso y pienso como salir, pero si
hoy me meten en el cuarto oscuro y veo las opciones, hay un magnetismo que me
hace agarrar la boleta de Cristina o cualquiera que la siga más o menos de cerca.
Calculo que es –¡pido a Dios perdón por mis pecados!– porque pretendo cuidar mi
puesto de trabajo, o los ahorros que pude hacer, o algunos derechos que pude
conseguir gracias a éste gobierno clientelista.
Me
cuentan que, aparentemente, surgen nuevas figuras que podrían acabar con éste éter
autoritario que sentimos pero no podemos tocar, ni ver, ni oler. Me dijeron que
muchos de ustedes están rumbeando para esos lados, buenísimo: seguramente son
tipos que quieren lo mejor para los más pobres a quienes nunca perseguirían ni
estigmatizarían, seguramente son bien peronistas, como ustedes y no de origen
espurio como tantos de nosotros, los peronistas y kirchneristas rezagados. Estoy
seguro de que serán intendentes de los partidos en los que hay mas necesidades,
tipos con militancia histórica en el peronismo, preocupados por el día a día de
los pobres que todavía falta incluír y no metidos en el boludeo macrista de las camaritas, los recitales
y los partidos exhibición.
Ahora,
que son oposición, les pido desde éste exilio intelectual que nos ayuden y que
puedan disculpar nuestro revanchismo. Que sepan ser oposición dónde muchos no
pudieron. Sé que ustedes son capaces, los conozco y los aprecio. Y sé que son
esclarecidos, que son mucho mejores que nosotros y que se han liberado –¡al
fin!– de las perversas garras de la tiranía autoinfligida.
¡Gracias
por tanto! Esperamos mucho de ustedes, no tienen idea cuánto.
Con cariño.
Martín.