lunes, 12 de agosto de 2013

El vaso medio lleno y el vaso medio vacío (un post con buena onda, je)




I – El muro de los lamentos

Estuve pispeando un poco los blogs que más me gusta leer –los leería a todos, pero no me da el tiempo– y los comentarios. Por razones laborales se me hizo imposible hacer antes un análisis de lo que pasó ayer, pero me resulta más que interesante la analogía con el 2009, especialmente, en lo que respecta al clima en el universo kirchnerista.

Los muchachos están desmoralizados, y no es para menos: la batalla mediática se perdió.
La pregunta es: materialmente, realmente, físicamente, ¿se perdió algo? Y lo más interesante: ¿Qué tan irreversible es esa pérdida?

Veamos:

En primer lugar, las elecciones de ayer son elecciones primarias abiertas para cargos legislativos. ¿Son un termómetro? Sí, claro. Pero también es cierto que no necesariamente expresan los resultados definitivos de octubre, ni mucho menos los de 2015.

A diferencia de 2009, el kirchnerismo tiene la ventaja de poder mejorar su performance, y para ello tiene herramientas importantes: el Poder Ejecutivo y la primera minoría parlamentaria (pavada de herramientas). O sea, el kirchnerismo tiene la posibilidad de hacer y demostrarle al electorado que eso es lo que mejor le sale.
Pero hacer ahora, ya, no usar más el pasado como eje de campaña. Si hubo algún error en estas elecciones fue repetir la campaña política de 2009, recostándose en lo hecho. Es cierto, no es fácil gobernar en estos tiempos y uno se imagina que tampoco hay tantos cambios radicales (con perdón de la palabra) en carpeta. O sea, el margen de acción se va achicando, es lógico.

Sin embargo esto, sumado a que el candidato del FPV parte de un nivel de desconocimiento alto y Massa toma votos del kirchnerismo crítico, hay con que revertir la historia. Lo que menos ayuda es un clima de derrota. Dice una lectora, Cecilia, del blog de Gerardo Fernández, en su nota (en mi opinión desatinada) “Errores propios”:


Estoy podrida de autocríticas del oficialismo kirchnerista. Casi tanto como de quien las exige. Ayer sacamos 100mil votos más en CABA en relación a 2009. El PRO no solo perdió esa cantidad de votos sino que quedó segundo. Y es el peronismo en su forma k el que tiene días contados?


Y tiene razón. El kirchnerismo, especialmente en su versión más progresista, tiene una tendencia un tanto maniacodepresiva y sadomasoquista. La verdad es que en dos de los distritos más importantes el kirchnerismo mejoró su performance con creces (Santa Fe y Capital Federal), eso sólo es mucho más promisorio que el desempeño del PRO en todo el país, incluida la propia Capital Federal, dónde se supone que son clara mayoría. De hecho, si uno compara los resultados de UNEN vs. PRO en Capital con los resultados del massismo vs. FPV en Buenos Aires la situación es análoga. Pero, extrañamente, el PRO –que sí está herido de muerte en su meta de ser una fuerza nacional con aspiraciones presidenciales– festeja y el kirchnerismo llora.

¿Se hizo una buena elección? Para nada, fue bastante mala, y aún si así fuese no habría por que conformarse. Pero me parece que se está dramatizando demasiado, siguiendo al pie de la letra el libreto que no se debe seguir. No hay peor derrota que la autoinfringida, el kirchnerismo progre-mediático (678, Verbitsky, etc.) está jugando el juego que los medios opositores le impusieron. Por eso digo que la nota de Gerardo me parece desatinada, porque analiza los resultados desde el impacto mediático y no desde lo que son en realidad: primarias abiertas para cargos legislativos. No son un plebiscito nacional de la gestión de Gobierno, y si lo fueran, igual el gobierno nacional saldría ganando respecto a las demás fuerzas por conservar aproximadamente su piso.


II – Los verdaderos resultados

¿Quieren hablar de resultados? Ok, hablemos de resultados.
Lo que muestra el mapa electoral después de las elecciones PASO de ayer son un par de cosas bien claras:
Ante todo, que el kirchnerismo es la primera minoría y su piso real es del 30% o más. Si uno toma los datos brutos la sumatoria de votos del FPV es de 26% y un poco más, pero esos datos son erróneos si se quiere hacer una evaluación nacional, porque el FPV no ganó (ni ganará) elección nacional alguna con votos puros. Si queremos hacer una evaluación aproximada a nivel nacional tenemos que considerar las fuerzas aliadas. Por ejemplo: dentro de ese 26% no están contemplados el Frente Renovador de Misiones, ni el Frente Cívico de Santiago del Estero, ni el MPN de Neuquén, ni el PJ de La Pampa y otras provincias. El 26% es voto puro del FPV.



Haciendo la suma de los aliados y proyectando la (enorme) categoría “otros”, por motivos de simplicidad –lo contrario implicaría analizar en forma individual cada una de las fuerzas provinciales que se presentaron–, se obtiene para el FPV un piso que va del 30% al 34% de los votos nacionales.

El radicalismo y sus aliados también festejan, pero pierden votos respecto de 2009, año en que la alianza nacional panradical sacó un tercio de los votos nacionales.

Por otro lado, el extinto Unión-PRO de 2009 se halla dividido en el PRO (7% nacional) y peronistas disidentes diversos (12%) que de ser sumados a Massa alcanzarían un 34% nacional, más o menos.
El kirchnerismo, a fines prácticos y de conservarse estos resultados, crecerá en el número de diputados que lleva al Congreso y bajará el número de senadores. Mas o menos lo previsto.

¿Sorpresas? Sí, de nuevo citando un comentarista del blog de Gerardo, en la misma nota:


Me sorprendió el desempeño en el norte. Se ganaron y perdieron muchas provincias por márgenes mínimos. Creo que esa es la gran sorpresa negativa para nosotros y hace que no hayamos acumulado esos 5 o 6 puntos que nos llevarían al 35%. (Andrés)



III – El 2015 nos encontrará conservadores o dominados

El resultado de las elecciones, como dije antes, no me parece ni definitivo ni lapidario respecto al futuro del kirchnerismo. Pero sí es un indicativo de lo que viene.

Varios blogueros –no quiero hacer nombres, pero los hay– venimos insistiendo un poco con la idea de que va a haber un necesario giro a la derecha en la política nacional y que el oficialismo tiene que aceptar esa realidad (de hecho, la acepta, la campaña de Insaurralde sacándose más fotos con Scioli que con Cristina, hablando de “inseguridad” y yendo a visitar al Papa es reveladora). ¿Nos volvimos fachos? No, somos peronistas y pragmáticos, sin querer decir eso que nos vamos a regalar al primero que venga ni bajar las banderas.

Es todo lo contrario, es tratar de rescatar lo que se puede rescatar de esta década de cambios y de evitar caer en la gilada de “morir con la mía” o “perdimos dignamente”. Porque eso, además, es mentira. El FPV desde sus orígenes formó alianzas con fuerzas conservadoras y políticos de tendencia centroderecha (en eso, Scioli es un nene de pecho al lado de Urtubey).

Dice Pablo el Bostero, en el Blog del Ingeniero:


Lo que queda claro es que el FR es una aventura personalista parecida al Pro, al que le costará la proyección nacional y que si el FPV respalda una fórmula tipo Scioli-Uribarri para 2015, la elección presidencial será casi un trámite.


No sé si casi un trámite, pero ese triunfo del FPV proyectado a futuro es muy probable al día de hoy. Los peronistas sabemos que cuánto peor no es mejor, lo mejor cuándo las opciones no son óptimas es, en todo caso, lo menos malo.

Por razones diversas, entre otras el mayor nivel de vida que implicó la irrupción del kirchnerismo (hoy hay trabajadores exigiendo que le quiten Ganancias y jubilados pidiendo el 82% móvil o que les dejen comprar dólares, comparen con 2001 o, si quieren, con los ’90, cuándo Norma Plá pedía 450 pesos), pero también el contexto económico internacional, los efectos esmeriladores de los medios y el inevitable desgaste del modo de hacer política del kirchnerismo después de diez años –que son como veinte del menemismo o del alfonsinismo, en intensidad–, el pueblo está pidiendo más “derecha”, si se lo puede decir de ese modo. Lo interesante del caso es que esa “derecha”, en la mayoría de los casos, no es una derecha que exija frenar los juicios a los militares, ni quitar la AUxH, ni reprivatizar el fútbol, las jubilaciones o Aerolíneas. No va por ese lado, no hay casi candidatos de la oposición que digan expresamente que quieren hacer ese tipo de cambios, y no lo hacen porque no garpa. Hay una derecha fascista, pero es ultra minoritaria; lo que predomina hoy en la sociedad es un conservadurismo coyuntural: no me toques lo que me gané (impuestos, salarios, subsidios, etc.), dame más seguridad para preservar lo mío y a los míos. ¿Egoísmo? Si, un poco. Pero es lo que hay y el oficialismo tiene que aceptarlo, tanto los funcionarios como los militantes o los simpatizantes.

Para citar un ejemplo, dice Verbitsky, en su nota “La Gran Electora”:


Quienes se horrorizan ante la perspectiva de un cuarto mandato del kirchnerismo proyectan para entonces una disputa entre Daniel Scioli y Sergio Massa. Pero la forma en que Cristina subordinó al gobernador (sin concederle nada de lo que reclamaba ni dejarle otra alternativa que el alineamiento incondicional), y con un candidato desconocido, en apenas dos meses de campaña redujo a la mitad la ventaja inicial del intendente de Tigre, sugiere que esta idea es tan prematura como inconsistente y que ningún análisis tiene sentido si ignora que Cristina sigue siendo la Gran Electora para 2015.


A mí me horroriza leerlo a Verbitsky y su ego, su enorme capricho de no ver la realidad. Digo esto hoy, con anticipación: el Perro va a ser uno de los primeros en romper con el kirchnerismo cuándo el candidato oficialista sea de perfil conservador. Y eso no lo hace mejor que Massa.

La frase de Verbitsky expresa una gran vocación de minoría intensa. El sabe que si el presidente en 2015 es Macri, Massa, Urtubey o Scioli para él el resultado es el mismo, es más, tendrá más motivos para escribir notas en Página/12. Pero para nosotros, los peronistas, la principal preocupación es que los ciudadanos tengan el mejor nivel de vida posible, que haya inclusión, que no se rompan los lazos con el resto de los países hermanos de América Latina, que Argentina no se subordine al FMI y organismos internacionales que asfixiaron al país durante años, que no se reprivatice, etc., etc. A pesar de la lectura, en mi opinión equivocada, de muchos compañeros, eso no va a pasar con el FPV en el gobierno, cualquiera sea el candidato que gane en 2015. Y no va a pasar porque no es necesario.

Pero ese es un tema que ya abordamos en éste blog y seguiremos abordando.
Por lo pronto, que no decaiga, compañeritos y compañeritas, que más se perdió en la guerra. O en el 2009.


Fuente de datos:
http://www.andytow.com/scripts/paso.php (de paso, gracias por el excelente trabajo).