sábado, 6 de septiembre de 2008

Clarín y la dictadura

Unos días atras, Telenoche presentó un informe que develaba el origen de la deuda que el Estado Argentino tenía con el Club de París.



En ese informe se hacía relucir una característica: gran parte de la deuda había sido contraída en épocas de la última dictadura militar para producir armamentos para la guerra, específicamente submarinos, de los cuales solo dos llegaron -de Alemania-.

Lo primero que se me vino a la mente fue: ¿cómo el grupo Clarín puede preocuparse por esto?

No sólo porque Clarín está intimamente vinculado con las familias patricias -y terratenientes- que apoyaron fervientemente la intervención militar, ni únicamente porque fueron complices y partícipes de la subordinación de los medios a las órdenes de los dictadores -de los cuales los periodistas y demas comunicadores eran a veces, o muchas veces, víctimas de la censura-.

No. También por su accionar en épocas de democracia.
Porque cuando el presidente era Carlos Menem, poca resistencia hubo de los medios al indulto, así como poca resistencia hubo cuando Alfonsín cedió con el Punto Final y la Obediencia Debida.

Y si de deudas se trata, poco hizo este periodismo sabelotodo, omnipresente y omnisciente -que es capaz de saber de que gusto era la sopa que almorzo hoy Moreno- para despertar nuestra conciencia del endeudamiento que el neoliberalismo menemista estaba provocando al Estado argentino, triplicando -con remate de empresas estatales incluido- al final de la gestión de Menem la deuda que el país tenía al asumir este en vísperas de la década de los '90.

¿Puede Clarín ante estas evidencias cuestionar el pago al Club de París?
Si. Claro que puede, porque estamos en democracia y porque, además, ellos tienen todo el poder para difundir su mensaje por los medios que se les antoje y en la forma que se les de la gana.

Lo que no puede el grupo Clarín es engañarnos a todos.

1 comentario:

  1. Elogiable artículo el suyo.

    Lo que es también lamentable de ese monopolio des_informativo que esa, su opinión digerida, sea tomada como verdad revelada por tanto inconciente que pulula por nuestra tierra.

    Un abrazo

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