Les recomiendo leer éste genial cuento del turco Osvaldo Tangir, lo copié con su permiso porque me parece que no tiene desperdicio.
Como a Chauchescu
Frente a la pc, echa una última mirada de compromiso a los números del balance. En toda la mañana no pudo concentrarse; la pasó escribiendo y tachando esa letra inútil que debieran sacar del abecedario. “Con la q alcanza”, sonríe.
Como otras veces, se queda en la oficina a leer algún diario digital. En lugar de almorzar prefiere estar al tanto de los acontecimientos. A muchos no les importa lo que está pasando, o directamente les paga el gobierno para hablar bien de los K, como esos blogs que a veces encuentra en internet. ¡Si lo sabrá! Pero no es ése su caso. El tiene opinión propia y como le gusta decir: será feliz el día que los ahorquen “como a Chauchescu”, o como se llame ese otro asesino…
Va al buscador y elige www.perfil.com.ar, un muy buen medio para saber la verdad. Al paso de las noticias –cómo hacen caja, la corrupción, los negociados, Antonini, la derrota que sufrieron en diputados- va sintiendo un escozor, una especie de zozobra indefinible, que se le vuelve excitación al llegar el análisis de Nelson Castro.
Lo que hasta recién era un vago reclamo físico, que se diluye con sólo reacomodarse en el asiento, se convierte en urgencia. La columna de Castro no tiene nada especial, pero deja de juguetear con el mouse y clava sus ojos en ella, fosforescente tras el cristal líquido de la pantalla. Y como al llamado de una fuerza superior, mete su mano derecha por debajo y comienza a masturbarse despacito, casi sin premeditación.
La lectura un poco entrecortada, la mano invisible bajo el escritorio que acompaña rítmicamente el flujo de la información, le disparan imágenes y voces que, como instantáneas del deseo, cruzan tras de sus ojos: ¡la Noche del Gran Cacerolazo!; la Gente aunada en su indignación al grito de ”¡Que se vayan” desde los balcones de Otamendi y Rivadavia o cantando el Himno en la mítica esquina de Santa Fe y Callao; la Plaza de Mayo llena, adonde nunca llegó porque antes cayeron D’Elía y su patota. Momentos épicos que le arrebolan la sangre y vaya a saber por qué, empiezan a retumbarle bajo la piel hasta convertirse en esta compulsión arrebatadora. Una vez le pasó en la esquina de French y Azcuénaga; allí vio a una pareja de fox terriers con escarapelas en el collar, igualitas a la del hombre que los paseaba. Eran los días finales de la histórica 125. Por suerte, a metros de allí había un bar.
Mientras se sacude, se concentra en una foto. A esta hora hay poca gente, casi nadie en el piso. Y cada quien se ocupa de lo suyo. Un sudor imperceptible le perla la frente al mirar una vez más el rostro extraviado. Seguro es esquizofrénico , como dicen. Se pasa la lengua intentando humedecer los labios secos y un poco afiebrados; la detestable cara de pájaro loco le provoca repulsión y aun le hace evocar su voz chillona, siempre mezclada con saliva. “Ahora se quiere hacer el bueno. Pero está loco”. Los hechos lo confirman.
Poco le importa ya si alguien se acerca al escritorio; sabe que en la oficina a algunos les pasa lo mismo. Lo descubre en el brillo de algunas miradas, lo escucha todos los días en el ascensor. Ahora se frota sin inhibición, con mayor vivacidad, mucho más cuando comienzan a desfilar ante sus ojos las frases de CarlosSM, la iguanapop, elgorila55 o los varios Anónimo que expresan su bronca en los comentarios a la nota. Nunca bajan de cincuenta. Y eso le provoca más adrenalina. Siente que forma una fraternidad única. Cuando postea algo -su nick es ContraKK - o manda esas cadenas de correos que siempre termina con un contundente “¡TERMINEMOS CON LA DICTADURA KK!”-, se da cuenta de que es parte de una red. ¡Eso!, una red gigantesca en la que todos sienten y hacen lo mismo.
La mano va y viene con frenesí. Seguro que al que escribe “¡Maten a todos los montoneros!” y que firma 30000fueronpocos le pasa lo mismo, lo intuye. Además, le causa gracia el nombre. Una sensación oceánica le invade definitivamente el pensamiento –o como se llame esa marejada de imágenes que le acelera el pulso y la respiración hasta el éxtasis- cuando la piensa a Ella, tan vívida… Parece que estuviera allí, con su Vuitton, sus retoques, las manos acomodando el micrófono y esa desfachatez que le da creerse la cocacola en el desierto. No puede dejar de pensarla…
La detesta como a nadie. Cada día más si eso fuera posible. Y esa comprobación le fascina. Ella, tan sobradora al hablar con los periodistas; ¡Ella y su sombrero ridículo justo para visitar a Su Santidad! La gente debiera salir a las calles y decirle basta a su soberbia de maestrita, ¡subversiva sabelotodo que quiere enseñarnos a vivir como si fuéramos Venezuela! ¡Hay que terminar con Ella y sus ganas de parecerse a la Otra: que reparte miguitas del botín con los viejos, con los vagos que viven de los planes, con sus hijos que ya son como ellos y no tiene otro destino más que el paco! ¡Hay que acabar con la muy Kretina, rodeada de sindicalistas y negros y zurdos! ¡Ella ahí, usurpando un lugar que no le pertenece! ¡Se va a acabar la dictadura de los K! De una maldita vez. Acabar.
Repentinamente la pantalla se oscurece. El modo de reposo de la pc le borra la foto de K y esa nota de Nelson Castro que ya no leerá. La luminosidad artificial de la oficina acentúa el vacío y el silencio. Mientras su respiración recobra el ritmo normal y en la casilla de hotmail se acumulan los correos que convocan a otro cacerolazo definitivo que los derrumbe como a Chauchescu, un sentimiento de grandeza va ganándole el corazón. Y piensa con orgullo que el final está ahí nomás, al alcance de su mano.
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Como a Chauchescu
Frente a la pc, echa una última mirada de compromiso a los números del balance. En toda la mañana no pudo concentrarse; la pasó escribiendo y tachando esa letra inútil que debieran sacar del abecedario. “Con la q alcanza”, sonríe.
Como otras veces, se queda en la oficina a leer algún diario digital. En lugar de almorzar prefiere estar al tanto de los acontecimientos. A muchos no les importa lo que está pasando, o directamente les paga el gobierno para hablar bien de los K, como esos blogs que a veces encuentra en internet. ¡Si lo sabrá! Pero no es ése su caso. El tiene opinión propia y como le gusta decir: será feliz el día que los ahorquen “como a Chauchescu”, o como se llame ese otro asesino…
Va al buscador y elige www.perfil.com.ar, un muy buen medio para saber la verdad. Al paso de las noticias –cómo hacen caja, la corrupción, los negociados, Antonini, la derrota que sufrieron en diputados- va sintiendo un escozor, una especie de zozobra indefinible, que se le vuelve excitación al llegar el análisis de Nelson Castro.
Lo que hasta recién era un vago reclamo físico, que se diluye con sólo reacomodarse en el asiento, se convierte en urgencia. La columna de Castro no tiene nada especial, pero deja de juguetear con el mouse y clava sus ojos en ella, fosforescente tras el cristal líquido de la pantalla. Y como al llamado de una fuerza superior, mete su mano derecha por debajo y comienza a masturbarse despacito, casi sin premeditación.
La lectura un poco entrecortada, la mano invisible bajo el escritorio que acompaña rítmicamente el flujo de la información, le disparan imágenes y voces que, como instantáneas del deseo, cruzan tras de sus ojos: ¡la Noche del Gran Cacerolazo!; la Gente aunada en su indignación al grito de ”¡Que se vayan” desde los balcones de Otamendi y Rivadavia o cantando el Himno en la mítica esquina de Santa Fe y Callao; la Plaza de Mayo llena, adonde nunca llegó porque antes cayeron D’Elía y su patota. Momentos épicos que le arrebolan la sangre y vaya a saber por qué, empiezan a retumbarle bajo la piel hasta convertirse en esta compulsión arrebatadora. Una vez le pasó en la esquina de French y Azcuénaga; allí vio a una pareja de fox terriers con escarapelas en el collar, igualitas a la del hombre que los paseaba. Eran los días finales de la histórica 125. Por suerte, a metros de allí había un bar.
Mientras se sacude, se concentra en una foto. A esta hora hay poca gente, casi nadie en el piso. Y cada quien se ocupa de lo suyo. Un sudor imperceptible le perla la frente al mirar una vez más el rostro extraviado. Seguro es esquizofrénico , como dicen. Se pasa la lengua intentando humedecer los labios secos y un poco afiebrados; la detestable cara de pájaro loco le provoca repulsión y aun le hace evocar su voz chillona, siempre mezclada con saliva. “Ahora se quiere hacer el bueno. Pero está loco”. Los hechos lo confirman.
Poco le importa ya si alguien se acerca al escritorio; sabe que en la oficina a algunos les pasa lo mismo. Lo descubre en el brillo de algunas miradas, lo escucha todos los días en el ascensor. Ahora se frota sin inhibición, con mayor vivacidad, mucho más cuando comienzan a desfilar ante sus ojos las frases de CarlosSM, la iguanapop, elgorila55 o los varios Anónimo que expresan su bronca en los comentarios a la nota. Nunca bajan de cincuenta. Y eso le provoca más adrenalina. Siente que forma una fraternidad única. Cuando postea algo -su nick es ContraKK - o manda esas cadenas de correos que siempre termina con un contundente “¡TERMINEMOS CON LA DICTADURA KK!”-, se da cuenta de que es parte de una red. ¡Eso!, una red gigantesca en la que todos sienten y hacen lo mismo.
La mano va y viene con frenesí. Seguro que al que escribe “¡Maten a todos los montoneros!” y que firma 30000fueronpocos le pasa lo mismo, lo intuye. Además, le causa gracia el nombre. Una sensación oceánica le invade definitivamente el pensamiento –o como se llame esa marejada de imágenes que le acelera el pulso y la respiración hasta el éxtasis- cuando la piensa a Ella, tan vívida… Parece que estuviera allí, con su Vuitton, sus retoques, las manos acomodando el micrófono y esa desfachatez que le da creerse la cocacola en el desierto. No puede dejar de pensarla…
La detesta como a nadie. Cada día más si eso fuera posible. Y esa comprobación le fascina. Ella, tan sobradora al hablar con los periodistas; ¡Ella y su sombrero ridículo justo para visitar a Su Santidad! La gente debiera salir a las calles y decirle basta a su soberbia de maestrita, ¡subversiva sabelotodo que quiere enseñarnos a vivir como si fuéramos Venezuela! ¡Hay que terminar con Ella y sus ganas de parecerse a la Otra: que reparte miguitas del botín con los viejos, con los vagos que viven de los planes, con sus hijos que ya son como ellos y no tiene otro destino más que el paco! ¡Hay que acabar con la muy Kretina, rodeada de sindicalistas y negros y zurdos! ¡Ella ahí, usurpando un lugar que no le pertenece! ¡Se va a acabar la dictadura de los K! De una maldita vez. Acabar.
Repentinamente la pantalla se oscurece. El modo de reposo de la pc le borra la foto de K y esa nota de Nelson Castro que ya no leerá. La luminosidad artificial de la oficina acentúa el vacío y el silencio. Mientras su respiración recobra el ritmo normal y en la casilla de hotmail se acumulan los correos que convocan a otro cacerolazo definitivo que los derrumbe como a Chauchescu, un sentimiento de grandeza va ganándole el corazón. Y piensa con orgullo que el final está ahí nomás, al alcance de su mano.
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Una buena y necesaria obra pública hecha gracias a la redistribución de la riqueza:
ResponderEliminarhttp://mdpminikonyyo.blogspot.com/2009/12/terminal-de-omnibus-en-funcionamiento.html
Grande Ovi, realmente supiste captar los detalles que componen a un "ContraKK"!
ResponderEliminarGracias Martin por publicarlo.
Si es tan pasional me da un poco de miedo
ResponderEliminarMatha: Está linda la estación.
ResponderEliminarKAID: El tipo se mandó un cuentazo, coincido con tus felicitaciones al turco.
Pomez: Y bueno, si llegan al nivel de amenazar a la propia presidenta, es porque están jugados y/o sacados.
¡Saludos!
Jajajaj muy bueno. Pero ¿está usted seguro que estos personajes se tocan?. ¿Después se irán a confesar con el Padre Grassi?
ResponderEliminarAcuerdense de cuando Mariano Grondona, frente al sexólogo Kustnesoff (padre del treintañero adoslescente "Andy"), dijo "la madre le tiene que decir al hijo: niño, ESO NO SE TOCA!". Causando la indignación de Kusnetsoff padre que preguntó en voz alta "si estabamos en el 2001 o habíamos retrocedido al medioevo".
;-)
Nada, quise usar la oportunidad para traer esa linda anécdota.
:)
Muy buen post.
FC
No Fer, no dudes que son los tipicos que practican el cristianismo talibán sólo frente a las pantallas o a los vecinos. Son los mismos que dicen que la homosexualidad es una enfermedad, y después salen de gira a la zona roja...
ResponderEliminarSalutes.