lunes, 19 de julio de 2010

Lagrimas de sangre

El fin de semana, haciendo un poco de zapping, di con Crónica TV y una de sus bizarras notas. En esta ocasión, una imagen de Jesucristo habría llorado sangre, según los entrevistados y propietarios de la imagen, por tantas cosas malas que pasan en el mundo "como el matrimonio gay".



A pesar de ser ateo -gracias a Dios- suelo no hablar sobre temas religiosos, y la razón es simple: no ofender a amigos o compañeros que son creyentes, porque si bien no creo no tengo tampoco ninguna animosidad contra los creyentes y su fe. Pero creo que este tipo de efectos deberían permitirnos cuestionar de una vez por todas la institución de la Iglesia.

El daño que le hace la institución llamada "Iglesia" a la comunidad -internacional- trasciende los daños del pasado, las actitudes hostiles y caprichosas de la Iglesia respecto a los avances de la humanidad, la falta de autocrítica y la persistencia de presuntos principios de dudosa credibilidad.

Es llamativa la movilización de los "fieles" o de las instituciones que están fuertemente vinculadas a la Iglesia (colegios, universidades) en contra de la decisión parlamentaria -no hay que olvidar esto: decisión parlamentaria- de igualar los derechos civiles de homosexuales y heterosexuales. Es llamativa porque es una nueva movilización que baja desde la Iglesia y pide represión. Pareciera que la Iglesia no conoce otra cosa, y si bien suele lagrimear ante los focos y las cámaras sobre los chicos de la calle sale a pedir represión en contra de aquellos que incurrieron en el delito a la vez que sale a pedir que ningún homosexual tenga chances de criar a uno de esos chicos en el ámbito de una familia con las garantías de los heterosexuales. Dificil ver a la Iglesia movilizando para condenar al PRO y su represión hacia los pobres en la Ciudad de Buenos Aires, tan dificil como ver al Vaticano movilizado contra la guerra atroz y aun vigente que iniciara el alcohólico ex presidente de los Estados Unidos contra las armas que nunca existieron.

Y me pregunto una vez mas por que el Estado tiene que mantener vivos los delirios de la Iglesia de que forma parte activa del gobierno, como si estuviesemos en la Edad Media. Es claro que la Iglesia sigue estancada en ese lugar de la historia y no tengo por que condenarlos por eso. Pero lo que si me gustaría entender es por que tengo que financiarlos. ¿Por que debemos aportar, cada uno de los argentinos (aun si no creemos en Dios o si creemos en Buda), para que la Iglesia pretenda gobernar todo el tiempo, indicándole al gobierno de turno que es lo que se debe hacer en materia social, penal y hasta económica? ¿por que hay que financiar sus colegios y universidades, con todo lo que queda por hacer aún por la educación pública, con todo lo que hay que enseñar todavía sobre educación sexual, sobre anticonceptivos o ETS? ¿por que el preambulo de nuestra Constitución Nacional sigue rezando "Dios, fuente de toda razón y justicia", que razón y que justicia nos queda a los que no creemos en él?

Parece increíble (bah, a mi me parece increíble), pero en el año 2010 hay gente que cree que una imagen llora lágrimas de sangre porque el senado decidió que seamos todos un poquito mas iguales. Y, como es sabido, la culpa no es del chancho sino del que le da de comer: nosotros mismos.



Fuentes:

Imagen
http://3.bp.blogspot.com/_gWfnDQT9GEg/SWZ2987nYeI/AAAAAAAAAJc/VDL182sMMf4/s400/lagrimas+de+sangre.jpg
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