Hace
unos minutos vuelvo del laburo y lo escucho a Antonio Laje en el canal
oficialista (¡ja!) C5N decir que “el gobierno tiene que escuchar a la gente”, o
algo por el estilo, de todos modos ya sabemos que “la gente” son “ellos”.
Y yo
me pregunto, ¿Por qué no se van un poco a la puta madre que los parió? Y si, no
estoy muy tolerante últimamente y la verdad no tengo ganas de estar tolerante, estoy un poquito asqueado a esta altura. Y, tomando las palabras de la presunta editorial de Aliverti, o de quien fuere que la escribió, "No quiero".
Porque
¿saben qué? hasta dónde yo recuerdo al menos, nadie escuchó a las Abuelas y
Madres de Plaza de Mayo cuando reinaba el neoliberalismo
pornográfico que indultó a Videla y los suyos. Y Laje estaba en los medios,
podría haberlas escuchado. También a Norma Pla, que pedía “450” pesos, porque
cobraban menos de 200 pesos por mes y sin 82% móvil, ni fijo, ni un carajo. O
podría haber escuchado al Perro Santillán, o a los desocupados del pelotón del
20% en pleno crecimiento económico con Menem a mediados de los ’90, cuando el
INDEC no le importaba a nadie porque para calcular el IPC metía también los
viajes a Miami. O a los que realmente salieron a pedir para comer (y no viajar
a Punta del Este, o que a la mucama no le den terrenos) en 2001, ¿o se creen en
serio que “piquete y cacerola, la lucha es una sola” y la gesta patriótica que
echó a De la Rúa? Esos mismos pidieron a Cavallo y salieron cuando les tocaron
los ahorritos, y a esos mismos les devolvieron el favor poniendo a Duhalde para
que mantenga todo como tenía que ser, y para que pusiera la policía en las
calles para reprimir a los que realmente luchaban por algo mejor. Todo pasa,
pasó y pasará por la guita y el bolsillo de estos argolludos, que lo que piden es que
les cuiden el status quo, que no les toquen sus bienes y que el derecho a
delinquir sea solamente para ellos, por eso la seguridad es controlar a los
pobres, aunque sean ellos los que matan en accidentes de tránsito diez veces más
de lo que matan los delincuentes, que presuntamente son “negros de mierda”,
como si no hubiera delincuentes blancos. El derecho a comprar dólares en negro
y cagarse en el país, de no pagar impuestos, de comprar en Miami porque “es
barato” (y ésto no me lo dijo Abal Medina, lo escucho en vivo y en directo), de que no se redistribuyan sus ganancias.
¿Qué
clase de acercamiento puedo tener yo con esa escoria? Basta de una vez de
giladas, hay límites para todo. Y la construcción política no tiene nada que
ver con bajarse los pantalones ante los que perdieron las elecciones,
fracasados seriales, que no sólo no te escuchan como pueblo libre, soberano y
con derecho a elegirse su propio gobierno una y otra y otra vez, encima te
insultan, te descalifican, te etiquetan, te desean la muerte…
Si
hay indecisos, ellos tendrán que saber de qué lado se paran. Vos tenés que ser lo suficientemente inteligente para darte cuenta de que ahí están Cecilia Pando, grupos neonazis y reivindicadores de la dictadura, y si no sabés o no te interesa diferenciarte de eso, para mi sos lo mismo que eso. El gobierno tendrá
que escuchar reclamos de la gente si lo considera necesario y justo. Pero de
ahí a que seamos nosotros los que tenemos que tenderles la mano a ellos para
que nos las escupan, no muchachos. No se equivoquen. De esas decenas de miles,
hay algunos, muchos, que no se curan nunca más. El gobierno tiene que hacer y
hacer y hacer, y nosotros tenemos que bancar, bancar y bancar. Lo demás no nos
corresponde, ellos son los que tienen que escuchar, nosotros ya escuchamos
suficientes gritos y puteadas.