Decir
que al día de hoy el periodismo argentino es un cachivache, es un abuso: en lo
que respecta a la palabra “periodismo”, por supuesto.
El conflicto con el “campo” de 2008 produjo cambios que son
harto conocidos, y entre ellos no caben dudas de que el gran cambio, quizá el
mas importante, es el sinceramiento (voluntario o involuntario) de la “clase
periodística”, una casta cada vez más enferma de poder que desde hace ya
décadas ha pretendido co-gobernar, hacer propaganda explícita o imponer
gobiernos, afectando al sistema democrático tal y como debe funcionar.
Fuente imagen:
http://www.taringa.net/posts/noticias/14871266/Carta-a-Jorge-Lanata.html
A ver si entendemos: el periodismo no ayuda dónde otros –ponéle,
el gobierno– no ayudan, como escuché decir a Andino el día del temporal, el
periodismo profesional mueve fichas, juega y trata de ganar algo, no hace nada
por amor a la profesión, está esponsoreado, los medios se juegan grandes cantidades
de plata y de intereses todo el tiempo, los segundos de publicidad valen oro,
los periodistas tienen ideología, amigos, intereses y sueldos. Y a veces hasta
tienen vueltitos. No entender todo esto, creer que el periodismo es altruista,
es de ingenuo, por ser liviano.
Si, claro, todavía hay algún pavote que cree que Lanata es
un patriota.
En otras palabras, el periodismo ejerce un poder sobre los
receptores, sobre el público. El poder ejercido requiere una responsabilidad
que, al existir un vacío legal (vaya ironía, especialmente promovido por éste
gobierno cuando Cristina se deshizo de calumnias e injurias), al menos debería mover
a una responsabilidad moral.
Pero, por el contrario, a los periodistas les encanta
ponerse la piel de cordero y decirnos, al estilo De Narváez, “yo soy como vos”.
Minga, yo no tengo un micrófono para hablarle a millones, no tengo cámaras ni
maquillaje, no puedo construir una realidad ni influir a toda esa gente con mi
opinión. Y esto vale para todo el periodismo, oficialista u opositor.
Hace tiempo que me pregunto, por ejemplo, quien escribe la
cloaca de Urgente 24, cómo pueden existir esos medios.
Canal 7 o Tiempo Argentino pueden ser tildados de
obsecuentes, pero al menos intentan tener algo de clase en esa obsecuencia. Juegan
en el terreno del periodismo caníbal post-2008, y tienen los mismos vicios,
quizá, que los medios opositores. Pero hay límites. Límites morales, cosas que
una persona normal, con la conciencia limpia, no hace.
Algunos han creído mucho tiempo que Clarín y La Nación eran
medios independientes. Eso se terminó con el cuando Magnetto le dijo a Kirchner
que no quería a Cristina en el gobierno. Pero todo empeoró. Con el tiempo estos
medios no sólo se mostraron partidarios, de clara tendencia neoliberal y en ocasiones
hasta fascistas: también participan del periodismo basura o, como puse en el
título, lo que podríamos llamar periodismo “verguenzajenante”, ese periodismo
que hace cosas que moralmente cualquiera reprobaría, que a cualquiera de las
personas que consideramos de bien nos daría motivo de vergüenza a la hora volver
a nuestra casa y verle la cara a nuestra familia, y hasta nos costaría dormir
todas las noches de obrar de ese modo.
Antes uno creía que sólo Ventura o Rial eran tan
repugnantes. Luego se metieron todos, Lanata, Grondona, Sarlo. Y aparecieron en
escena cretinos dignos de cualquier programa de chimentos, como Sirvén, por
ejemplo.
Y para coronar el periodismo basura, llegó la basura de la
basura, bajo el argumento de la “libertad”, el comodín preferido de los que
obran mal a conciencia: los comentarios de “la gente” en los periódicos,
comentarios anónimos de gente con severos problemas psicológicos e incluso
sexuales, simplemente basta leer las atrocidades que escriben esos individuos
como para darse cuenta de que no puede ser una buena idea que el público
anónimo escriba un periódico. No es democrático, es pornográfico. La libertad
es un derecho que tiene límites en los derechos de los demás, y ser respetado
es un derecho, válido para todos y cada uno de nosotros.
El periodismo parece haber olvidado eso y se twitterizó, una
etapa mas de su pauperización y degradación.
En fin, lo que me motiva escribir esta nota es el
“conflicto” entre el periodista Juan Miceli y el Cuervo Larroque. Fundamentalmente,
ésta nota increíble de La Nación:
Es muy difícil explicarse qué motiva a un enfermo, que se
dice periodista, a escribir esto. Es tan enfermizo que además el pobre tipo, o
pobre mina, escribe algo que es de público conocimiento, y que la periodista Díaz
no tiene necesidad de ocultar, tanto por ser conocido como porque no implica
ningún delito ni hecho que debiera causarle vergüenza alguna.
La nota no tiene otro objetivo que desprestigiar a la
periodista por su “pasado” de haber sido invitada al programa de Capusotto.
Digno del chimenterío barato.
Independientemente de si la periodista estuvo bien en
intervenir en la discusión –yo creo que no– cabe preguntarse, en todo caso, si
lo de Miceli es, cuando menos, justo.
La pregunta del periodista es de carácter antipolítico, y la
reacción de Larroque es tan justificada como lo hubiese sido si fuese de
Larreta. No se trata del partido político del que provenga esa reacción, se
trata de que la política está haciendo lo que el periodismo apenas muestra. El
periodismo parece tener derecho de arrogarse la ayuda al público. Lástima que
no hace nada, que no hay nadie ahí, ningún periodista ni de Canal 13, ni de TN,
ni del 7, ni de C5N, haciendo el laburo que hacen los militantes de los
diversos partidos en lugares difíciles, con frío o calor, hasta largas horas de
la noche cuándo los periodistas castos y puros, patriotas ellos, se van a la
camita caliente o con aire acondicionado. Pero siempre está el periodismo para
apuntar con el dedo, para tirar la piedra y esconder la mano, para ser lobo y
disfrazarse de cordero.
¿Por qué con La Cámpora y no con el PRO o los radicales? ¿Nunca
se lo pregunta ésta gente?
Algunos ejemplos al azar:
Joven PRO en cruzada solidaria con camiseta del partido:
Labor de Jóvenes PRO en Necochea, la pared de atrás pintada
de amarillo y con símbolos del PRO de colores (entre dibujos para chicos,
encima) http://politicanecochea.com.ar/content/diputado-porte%C3%B1o-reconoci%C3%B3-la-labor-de-jovenes-pro-necochea#.UWITJjdt1kg
Juventud Radical en jornada solidaria en Santa Catalina, Jujuy.
Tienen remeras y banderas partidarias.
¿Y Cáritas? ¿Por qué lo que la gente dona la Iglesia lo
tiene que distribuir a su nombre? ¿Eso no molesta?
Miceli tiene todo el derecho a preguntar, pero también a
recibir una respuesta, que es clara y contundente.
Y el periodismo tiene todo el derecho –o el deber– de
convertirse en una profesión seria y decente.
Si es que no es tarde para revertir el daño.