jueves, 31 de marzo de 2011

Anotá: la 125 fue hace tres años

A riesgo de ser terriblemente reiterativo, yo sigo tratando de solidarizarme con la oposición y darle algunas ideas para que se despierte. Claro, ellos no leen blogs oficialistas ni ven 6,7,8. O lo ven un minuto pero se indignan y quieren ir a cagar a trompadas a Barone –como lo haría cualquier hombre de bien, respetuoso de la libertad de expresión–. Una lástima para ellos, porque daría la sensación de que los presuntos ciber ñoquis estamos dándoles mas pistas de cómo encarar el año electoral que sus propios militantes, y cuando hablo de militantes también hablo de Lanata, Majul o Grondona.


Este inicio de año, desde el punto de vista político, ha sido de los más bizarros. Y ojo, que venimos de bizarro en bizarro, si hasta tuvimos que bancarnos al mártir de las reservas durante todo el verano pasado atrincherándose en defensa de la plata de los argentinos –ja– para hoy, finalmente, poder ser tapa de las revistas de Rial y Ventura.
Pero lo de este año ciertamente es cada vez más cómico. La oposición se tuvo que comer una mano que no se esperaba: Catamarca es el 0,8% a nivel nacional, pero también fue la confirmación de que Cristina Kirchner no mide bien en las encuestas porque las paga el gobierno, mide bien porque mide bien. Y la fuerza que presuntamente no existía, ahora tiene una gobernadora y quizá hasta podría tener otro si es que Eliceche finalmente se impone, cosa que parece improbable pero que no es imposible.
Y ahí aparece el primer bochorno de la oposición.
No pude mas que contemplar estupefacto al trencito fantasma de la alegría, coreando “soy feliz” porque el aparato de Das Neves había ganado una elección en su propia provincia por el 0,5%. ¿Qué festejaba Das Neves? Difícil saberlo, su delirante carrera presidencial estaba sepultada para siempre. Un candidato del oficialismo lo había tenido cortando clavos durante toda la noche, ese oficialismo que ya no existe aparentemente, pero que misteriosamente pelea todas las elecciones provinciales. Quizá la gente, la famosa gente, se había dado cuenta de algo: ese oficialismo también es el que financia las obras que se hacen en Chubut y gracias a ese oficialismo muchas de las cosas buenas que pasan en el país también, claro, pasan en Chubut. Porque la Asignación por Hijo, el Futbol para Todos o el canal Encuentro no son sólo para el Gran Buenos Aires o la Capital Federal, son para todo el país.
El escándalo de Chubut, en el que misteriosamente todos los errores humanos que alega el candidato dasnevista –ja, ¿existe el dasnevismo?– Buzzi apuntan en la misma dirección –anomalía estadística notable–, demostró una vez mas que poca cintura tiene la oposición. ¿Qué hacían ahí Felipe Solá y De Narváez? ¿De verdad creen que nos van a demostrar que son todos amigos? ¿Y ahora? ¿De que se disfrazan por haber avalado el presunto triunfo en una elección fraudulenta? ¿Qué ganó De Narváez, un candidato con posibilidades reales de gobernar la provincia de Buenos Aires, festejando un triunfo que le pertenecía exclusiva y puramente a Das Neves? Y lo del radicalismo es para un cuadrito: no traccionan ni con una 4x4. Si se tratara sólo de Cobos, al menos uno podría alegar que no traccionan pero si traicionan. Pero lo de Alfonsín hijo y Sanz es igualmente patético.
Y la frutilla del postre vino el domingo, con la farsa de Clarín y la censura.
Yo veo realmente preocupado la preocupación de muchos compañeros y personas afines con las ideas de este gobierno hablar de problemas estratégicos, de no darle argumentos a Clarín. Entendamos algo: si no actuamos contra Clarín por sus abusos, no hay forma de pararlo. Y en este sentido reivindico todas las críticas y confrontaciones con Clarín por diferentes motivos, sea en el caso de Moyano, el presunto conflicto con Suiza y el casi paro general, o la lucha de los trabajadores de Clarín pidiendo simplemente ejercer sus derechos. Dense cuenta: no se pueden resignar derechos por miedo a Clarín, porque es justamente la forma de operar de los mafiosos la que no debemos avalar todos los que estamos dentro del campo popular y defendemos estas políticas y a este gobierno que fue, justamente, sea por lo que fuere, el que se le plantó de una vez por todas a la corporación periodística, que excede incluso a Clarín, y lo excede bastante.
Los trabajadores no pueden esperar una mejor oportunidad política, Moyano no puede esperar que se siga dañando la imagen del sindicalismo y Mariotto no puede esperar que Clarín siga estirando con chicanas legales lo que debe cumplir, o bien Estela de Carlotto no puede seguir esperando el momento justo para criticar a Clarín porque su dueña se niega a cumplir la ley y adultera muestras de ADN. Los que están en falta son ellos, y mientras tengan el poder de comunicar, siempre van a ser víctimas. Si no protestan sus propios trabajadores los inventarán, algo van a hacer, pero no van a dejar que nos llevemos de arriba el año electoral.
Lo que se desprende de este inicio de año es que aún siguen sin entender que la 125 ya fue. Incluso para nosotros, que fue un golpe muy bajo y que muchos no olvidamos por haber sido una enorme injusticia, el conflicto con las patronales agropecuarias es parte del pasado. El gobierno lo leyó perfectamente luego de las elecciones perdidas en 2009: había que dar vuelta la página de la 125 y poner en cartelera una película nueva. Para el gobierno, la imagen de la 125 era la imagen de la derrota, había que rodar nuevos filmes en los cuales ser protagonistas. Y aún con minoría y luego del duro revés del 2009, el gobierno dio pelea una, dos, tres, varias veces y salió fortalecido. Ese fortalecimiento es producto de la política. El gobierno sabe mucho de eso, Cristina Kirchner sabe mucho de eso, Aníbal Fernandez sabe mucho de eso. Saben de política, no son improvisados. Y aún con el desgaste que implica para cualquier dirigente ejercer el poder y el paso del tiempo, el gobierno logró lo que muchos consideraban imposible: revertir las tendencias de imagen negativa y valoración pobre de la población. La causa es bastante simple: el gobierno demuestra tener iniciativa para encarar proyectos, ejecutarlos, y mantener el país bastante bien encaminado. Todo aquel que tiene los pies en la tierra sabe que eso no va a estar exento de errores, torpezas, manchas… hasta los mejores jugadores se caen, meten un pase mal y se embarran las medias. Pero cuando el rival tiene tres hombres más y tira la pelota todo el tiempo afuera y mete mal los pases, con jugar un poquito bien seguro que le vas a meter un par de goles. Esto es lo que pasa hoy con la oposición, no sabe como plantear el juego y está perdiendo lo que sentían que estaba ganado. El problema de la oposición es exactamente el opuesto a la solución del oficialismo: mientras el oficialismo leyó que la 125 era parte del pasado y había que sepultarla, la oposición leyó que la 125 era un trineo irrefrenable hacia la victoria en 2011. Hablaron de fin de modelo, con aires de grandes estadistas, hablaron por la gente y lo que la gente dice en la calle, hablaron de más y murieron por la boca. Ojo, todavía tienen serias chances de hacerse con el gobierno nacional en octubre, pero lo que ya tenían o creían tener ganado ahora lo tienen que ir a buscar remando desde el fondo. Y no parecen despertarse ni darse cuenta de que vienen de atrás, siguen negando las encuestas, siguen pasando por alto las alertas de las elecciones provinciales, y siguen laburando para Clarín, pensando que con eso alcanza para ganar una elección. Fue triste ver como toda esa clase política se plegaba a una mentira flagrante y obvia, un circo de poca monta, tan de cuarta que hasta un propio periodista del grupo se dio cuenta de lo obvio, de que el gobierno no es un grupo de estúpidos dispuestos a pegarse un tiro en los pies cuando le está saliendo todo mejor de lo que se esperaba. Se lo pudo ver a Pino Solanas dilapidando votos, alegando que no le importaba por que fuera, había que defender a rajatabla los intereses del grupo Clarín. Si eran laburantes reclamando por un derecho, bueno, que se jodan pero que permitan salir el diario, como propuso alguna vez el progresista Lanata respecto a sus ex empleados de Crítica. También se lo pudo ver a Alfonsín hijo, otro presunto progresista, hablando de la necesidad de bajar las retenciones, como si realmente todavía fuera un tema primordial en la opinión pública, mientras la Mesa de Desenlace se desarma y Llambías habla del sucio trapo rojo.
Hay dos frases de Perón que, me parece, pueden reflejar un poco lo que hoy pasa en Argentina con la oposición. La primera dice que “Nosotros no fuimos tan buenos, lo que sucedió es que ellos fueron tan malos que nos hicieron óptimos”. La segunda, “en política del único lugar que no se vuelve es del ridículo”.


Fuentes:

Imagen
http://www.losandes.com.ar/fotografias/fotosnoticias/2008/7/17/int-206971.jpg
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